Reportajes

23 junio, 2025

Vinos de Jumilla: el milagro de la Monastrell

Es todo un milagro que existan los vinos de Jumilla, una de las regiones más […]


Es todo un milagro que existan los vinos de Jumilla, una de las regiones más áridas de España, que además ha sumado tres años seguidos de sequía, con una reducción drástica de sus rendimientos. El milagro se llama Monastrell, una variedad tinta tan adaptada al calor y a los suelos pobres calizos, que no deja de sorprendernos por la personalidad de sus vinos.

 

 

 

La Denominación de Origen Protegida Jumilla nos quiso trasmitir la personalidad de sus elaboraciones en una selección de los mejores vinos ganadores de medallas de oro de su último certamen de calidad, de 2025. La secretaria general del consejo regulador, Carolina Martínez, fue la anfitriona de este evento celebrado en la Escuela Española de Cata de Madrid, el 16 de junio.

 

El vino es el motor de esta comarca ubicada en el sureste de la península, en el altiplano levantino (entre 600-700 metros de altitud), que se encuentra a unos 100 kilometros del Mediterráneo. Jumilla comprende 7 pueblos de La Mancha y Murcia, cuenta con más de 20.000 hectáreas de viñedos, donde trabajan 1.400 viticultores y cuyos vinos elaboran 39 bodegas. La DO de Jumilla nace en 1966 con el objetivo de amparar el origen de sus vinos.

 

 

Esta comarca cuenta con una tradición vinícola milenaria, y fue una de las pocas regiones españolas que nos sufrió la filoxera debido al alto contenido de arenas y caliza de sus suelos, y las altas temperaturas, por lo que muchas vides están plantadas en sus propias raíces (pie franco). Durante la filoxera, numerosas bodegas francesas empezaron a comprar graneles en la región, y se construyó una vía férrea para trasportarlos hasta el puerto de Alicante. En esa época eran famoso los vinos de doble pasta, de imponente color y cuerpo, pero la actual apuesta por la calidad conlleva que todos los vinos salen embotellados.

 

Jumilla cuenta con grandes sierras, imponentes valles, con influencia mediterránea en el altiplano levantino (encontramos viñedos entre los 400 y 1.000 metros de altitud), con un 20% de los viñedos en umbrías. Su clima es semiárido continental, pero con la influencia del próximo mar. Eso no quita que sus temperaturas fluctúen entre los 10º negativos en inviernos, a los tórridos veranos de 40º. Y la lluvia es muy escasa, de unos 300 mm al año, aunque durante las tres últimas vendimias no superaron los 150 mm (menos que en el desierto de el Gobi), con cepas viejas de Monastrell muriendo por la sequía.

 

 

Este año climático ha llovido bastante, solo en marzo más de 200 mm, pero cuando se pensaba que por fin verían la luz los viticultores, en mayo tuvieron un devastador granizo que afectó a más de 5.000 hectáreas de viñedo. Todavía un 80% de sus viñedos esta plantado en vaso, en cultivo de secano, muchos de ellos en pie franco, y con 75% del mismo certificado en ecológico, por escasez de enfermedades criptogámicas; de sus más de 20.000 hectáreas de viñedo, el 95% son variedades tintas y de ellas el 70% es Monastrell.

 

El resto de uvas tintas son la syrah, garnacha y petit verdot entre otras, y la blanca más abundante es la airén. El 85% del viñedo es viña vieja, de más de 30 años y así lo certifica sus etiquetas: “Viña Vieja”. Sus largas raíces permiten extraer hasta la última gota de agua de los suelos calizos, aunque la Monastrell está muy bien adaptada a la sequía y el calor. Un auténtico milagro de la naturaleza.

 

 

Un 25 % de esta variedad de esta tinta se encuentra en Jumilla (también conocida como Mataró en Australia o Mourvèdre, en el sur de Francia). Muy apreciada fuera de nuestras fronteras como demuestra sus exportaciones: 62% de total, a países como EEUU, Alemania, Canadá, Reino Unido o China.

 

Tras esta excelente introducción a Jumilla por parte de Carolina Martínez, comenzaron a desfilar en nuestras copas la selección de los mejores vinos catados en su certamen de calidad de 2025 (9 de los 12 galardonados):

 

1. Carchelo Orange 2024, esta bodega familiar elabora un vino blanco de la variedad airén, cultivada en el valle del Carche (650 m. altitud), en gravas caliza, con 3 días de maceración con sus pieles (por ello es un vino naranja), y fermenta en tinas abiertas de 1.000 litros, con bazuqueos con los hollejos. De luminoso color dorado, es denso en la boca con notas otoñales, pero de final fresco y amable. Un vino muy placentero.

 

2. Castillo de San Simón Monastrell 2024, un vino rosado de una de las más importantes y conocidas bodegas de la región (catamos el vino sin dejarnos influir por la marca), despliega aromas frutales, muy finos, de frambuesas, con un paso vivaz, fresco, de amplia fruta madura, con un placentero toque floral. Lo dicho, una marca de poco prestigio, pero que sabe elaborar algunos buenos vinos como este rosado.

 

 

 

3. Infiltrado Ecológico 2024, de Bodega Casa de la Ermita. Vino 100% de uva syrah, de la sierra del Carche, a unos 800 m. de altitud, en suelos franco arenosos calizos; es un tinto joven, que realiza la maloláctica en barricas, con notas de ciruelas negras, regaliz y aceitunas negras, y entrada en boca seca, pero de final maduro, de goloso tanino dulce y muy larga persistencia.

 

4. Marzas 2024, de Bodegas Delampa. Premio al mejor Monastrell y al mejor vino ecológico, cuyos viñedos están a 900 m. de altitud. Despliega un embriagador aroma de fruta madura, de moras, con un toque de menta y pasta de aceituna negras. De paladar goloso, de vivaz frutosidad, redondo y fino, con una excelente acidez que alarga su persistencia. Cuestión de altura.

 

5. Casa de la Ermita Roble 2024. Un original coupage de Monastrell y Petit Verdot, de cepas de 60 años, en suelo rocoso en la sierra del Carche (700 m.), que realiza una crianza de 3 meses en barricas de roble francés. Destaca su vibrante toque especiado y de fruta madura, con un paso goloso, de boca muy amplia pero fresca y un envolvente perfume mentolado.

 

 

6. Alceño 12 Monastrell Cepas Viejas 2022. Esta bodega es una de las más antigua de la región, y todavía familiar, que elabora este vino 100% Monastrell con uvas de una viña de 44 años. El numero 12 indica los meses de crianza del vino en barricas de roble francés y americano. Seductor aroma balsámico de tomillo y romero, con cuerpo y un pelín secante de la madera, pero en equilibrio con su amplia frutosidad. Con potencial de guarda.

 

7. Sabatacha Crianza 2020, de Bodegas BSI. Moderna cooperativa, que elabora este vino de Monastrell de viñas de 35 años y una crianza de 12 meses en barricas de roble francés. Su curioso nombre procede de: Sábado Tarde Chateo (es decir, hoy se sale). Aromas muy finos de ciruela negra y toque de especias, con fruta madura golosas, de paso fino y redondo, muy placentero y fácil de beber (es todo un piropo).

 

8. Amatus 2023, de Bodegas Bleda (16º). Es un vino tinto dulce, que elabora esta bodega familiar con cinco generaciones de elaboradores. Es un vino fortificado, de uvas de Monastrell sobremaduras, de un viñedo a 700 m. de altitud del valle del carche. Un estilo de vino desarrollado en la región en los últimos 30 año. Boca muy fina y golosa, de suave tanicidad, con notas de higo y aceituna negra, buena acidez natural y gran equilibrio (sin barrica).

 

Carolina Martínez brinda con Jesús Bernad

 

9. Lacrima Christi, de Bodega BSI. Elaborado con Monastrell por el proceso de criadera y solera, durante una media de 8 a 10 años (estilo Fondillón). De color cobrizo anaranjado, goloso, de equilibradas notas de frutas maduras y dulces, con un toque de uvas pasas, de excelente equilibrio y personalidad. Un postre en sí mismo.

 

Los vinos de Jumilla son, en mi opinión, uno de los que mejor han evolucionado en la última década: de vinos muy maduros y alcohólicos, a vinos de gran finura, amplia expresión frutal con equilibrada acidez. El milagro, sin duda está en la viña, pero la Monastrell ya nos tiene acostumbrado a estos prodigios.

 

Jesús Bernad



Anterior


Archivo reportajes