Reportajes

18 noviembre, 2011

La tinta Syrah, una variedad todoterreno

Entre las uvas foráneas, la syrah es la que mejor se ha adaptado en España.


La variedad syrah ha encontrado en la península ibérica un perfecto lugar de acogida, adaptándose tanto a los climas calurosos de Andalucía y La Mancha, a los mediterráneos del Ampurdán o Jumilla, al duro clima continental del valle del Duero, o al pre-pirenaico de Somontano. En numerosas regiones encontramos buenos ejemplos de syrah, tanto en vinos monovarietales, donde despliega su fragancia de violetas y ciruelas negras, como  formando parte de interesantes ensamblajes, donde aporta su vivacidad y deliciosa fruta.

 

                  

 

Los primeros vinos de syrah que se elaboraron en España, en la década de los ochenta,  pecaban, la mayoría de ellos, de sobre madurez, excesiva extracción de los hollejos de la uva, y estaban excesivamente marcados por la madera, por su larga crianza en barrica, dando como resultado vinos densos, pastosos y poco placenteros. La actual tendencia es de un estilo más fluido, donde la acidez compensa su elevada graduación, necesaria para su plena madurez.

 

El principal problema que se encuentran los viticultores con la syrah es su vigor, por lo que se imponen obtener rendimientos bajos, así como es fundamental que las uvas se vendimien en su momento óptimo, pues en tan solo tres días su piel pasa de ser tersa, lustrosa, de vivos colores amoratados, a tener un hollejo arrugado, pasificado, y las uvas han perdido todo su equilibrio de sabores y aromas, convirtiéndose en una mermelada de ciruelas negras. Una parodia de sí misma.

 

 

La principal característica de esta variedad, originaria del valle del Ródano (Francia), es que necesita calor para dar lo mejor de sí. Por ello, en las antípodas, en el valle australiano de Barossa, ha encontrado un lugar perfecto para florecer, ofreciendo un estilo tan distinto que incluso escriben su nombre de forma diferente: shiraz (aunque es muy posible que éste sea su nombre originario, si como se cree, procede esta variedad de la ciudad persa de Shiraz).

 

Milagros Viñegra, enóloga de la vanguardista bodega gaditana Huerta Albalá (Arcos de la Frontera), comenta que el color de los vinos de syrah es como la tinta china, pero como la uva tiene una piel más bien fina, con una suave maceración, de tan solo una semana, extrae toda la coloración necesaria, así como sus intensos aromas florales de violetas. Y destaca, que en sus viñedos, donde la reina es la syrah, madura mejor los años con predominio de los vientos secos y calurosos de Levante, que los años más frescos de Poniente.

 

 

En opinión de Delfí Sanahuja, director técnico de la bodega Castillo Perelada, del Ampurdán, “la syrah es de las variedades tintas traídas de fuera, la que mejor se ha adaptado en España”, y destaca que con ellas se obtiene, en un clima mediterráneo, vinos amables, de buen color, y lo más importante, de buena acidez. Por ello, en uno de los viñedos más espectaculares de la región, Finca Garbet, la estrella es la syrah, cultivada en curvilíneas terrazas, de suelos pizarrosos, mirando al mar mediterráneo. El vino que se obtiene de esta finca es fruto de un coupage distinto todos los años, pero la vendimia de 2005 dio tan buenos resultados, que se decidieron a embotellarlo como monovarietal.

 

En Somontano, la  uva syrah se aprobó tan solo hace una década, tras la buena adaptación de la merlot y la cabernet sauvignon. José Ferrer, el enólogo de la bodega Viñas del Vero, afirma que al ser una variedad de ciclo largo, requiere un clima caluroso para su plena madurez y expresividad varietal; Ferrer destaca de esta variedad su gran intensidad de color y buena acidez, así como que es la uva tinta de origen francés que es más regular en la región del Somontano, donde despliega notas de moras, frambuesa y frutillos de bosque, y que rara vez da herbáceas, como las otras dos variedades antes mencionadas. Y comenta como novedad, que la siguiente añada de Blecua llevará por primera vez un porcentaje de syrah.

 

 

Una región donde se ha adaptado muy bien, a pesar de su duro clima continental, es el valle del Duero, donde la bodega Abadía Retuerta posee un viñedo de esta uva: Pago Garduña, con el que elabora el vino del mismo nombre. Ángel Anocibar, su enólogo, afirma que con respecto a sus distintos viñedos de variedades foráneas, “la syrah es la que mejor se ha adaptado de todas ellas en esta región”, que da vinos potentes y exuberantes, cuando los viñedos se cultivan en suelos calizos, en las cotas altas, que son las más cálidas. Y en su opinión: “es una variedad todoterreno, que da una producción constante de calidad en distintos climas, y es mucho más regular que la cabernet sauvignon, o la tempranillo”.

 

Todos los elaboradores entrevistados para este reportaje afirman que la barrica que mejor interacciona con los vinos de syrah es la de roble francés, al armonizar mejor sus notas florales y afrutadas, pues el roble americano le aporta cierta rusticidad. Y aguanta bien la crianza, a pesar de tener unos taninos finos, redondos y nobles, no tan secantes como los de la cabernet. Eso sí, los tiempos de crianza pueden fluctuar entre los 10 meses del Viñas del Vero Colección Syrah (tiempo suficiente para domarlo” según Ferrer), hasta los 24 meses en barrica nueva del Taberner Nº 1 Syrah.

 

 

Aunque en algunos casos puedan parecer vinos blandos en su degustación, por tener una equilibrada acidez, maduran muy bien en la botella, durante unos diez años, siempre que procedan de viñedos con bajos rendimientos, que den uvas de óptima concentración de sabor. Sus aromas evolucionan de las notas florales y de ciruelas negras a compotas de esta fruta, pero con un paladar más redondo, por su noble evolución. Delfí Sanahuja destaca que los vinos de syrah “necesitan aire en la copa, donde van ganando complejidad, evolucionando las notas afrutadas y de violetas, a notas especiadas, de cuero y tinta”.

 

Y, ¿cuál es el modelo en que se miran nuestros enólogos cuando elaboran vinos de syrah?; la mayoría de los entrevistados se decantan por el estilo de vinos australiano, por tener aromas más limpios, una mayor amplitud en la boca, nítida frutosidad y un paso goloso; por lo tanto, un estilo más moderno respecto a las notas más cerradas de los vinos del Ródano. Y la referencia es el Penfolds Grange, máximo exponente de la shiraz.

 

Bien merece la pena disfrutar de los vinos de syrah, embriagarse con sus delicadas notas de violetas, el paladar noble y maduro de esta variedad todoterreno, que en España ha encontrado un perfecto lugar de acogida, y cuyo futuro parece muy prometedor, con vinos cada vez más singulares que reflejen su peculiar terruño.

 

Jesús Bernad



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